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DELIRIOS DE flaqueza

Prófugos

Prófugos

Nos hicimos creer
a base de un autoengaño complaciente
que el tiempo todo lo cura,
sin ser conscientes de que es precisamente
nuestro enemigo más voraz,
aquel que todo lo enferma en realidad.

La única salida posible era
tratar de escapar
de sus fauces por momentos.
Ningunearlo y hacerlo a un lado
en un ejercicio de lucidez pragmática.
Obviar su existencia y sus casillas
cuando nos fuera posible:

en los brazos de alguna Venus,
en un ataque espásmico
de risas contagiosas con los amigos,

o con el cigarro del café.

Momentos todos ellos finitos,
para nuestras desgracias.

Además,
para tan grandilocuente empresa
debiamos huir de una cárcel infranqueable,
del nosotros mismos

Incapaces
como eramos,
de trazar ese plan de fuga
que nos conviertiera en prófugos perfectos.

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