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DELIRIOS DE flaqueza

Calendarios nuevos. Viejas mentiras

Calendarios nuevos. Viejas mentiras

Por fin se van acabando los trámites y los protocolos
de esta abyecta división administrativa del calendario.
Se acabo la tregua, volvamos a las trincheras.
A los ombligos.
El que esté libre de pecado que queme la primera piedra,
que cambie de canal, que pase página y frunza el ceño.

Que le va a dar igual.

Los resortes siguen ahí esperando ser activados:
la nostalgia agazapada en estribillos tristes,
la lujuria ajustándose el liguero, mordiendose el labio,
los miedos sacando pecho desde el fondo del cajón,
las vergüenzas maquillándose en espejos ajenos.

Todo en su sitio, como lo dejamos al cerrar la puerta.

Arderán otras equiscientas hectáreas a finales de junio,
y la vecina del séptimo seguirá cada segundo lunes del mes
buscando en las estanterías del Alcampo su marca de champú.
Extractos de rosas salvajes del Sahel, para revitalizarse el alma.

Todos quieren dejar de ser esclavos de si mismos, de repente.
Del tráfico y de la grasa. Barrer con la inercia y el empirismo.
Encontrar esa fórmula arcana que pone a cero los relojes,
espoleandose las cabalgaduras hasta hacer sangrar la crin.
Sin comprender, que para llegar un poco más lejos,
a veces es necesario retroceder demasiado.

Y arde Troya cada año, con la misma cancioncilla de fondo.
La mismas cajas de música, la bailarina de mirada triste,
los pies cansados de girar, y girar, siempre hacía el mismo lado,
y esa sensación infinita del no llegar nunca a ninguna parte.

Año nuevo, vida nueva. Una y otra vez,
hasta que se oxide el engranaje o echemos a volar.

3 comentarios

eduardo -

todo friamente calculado en la ecuacion de la vida

Anónimo -

Y que alegría ver que tú no has dejado de leerme...

LoLita -

y cambiarlo todo para que todo siga igual...

que alegria ver que no has dejado de escribir, se ve que en ocasiones tiene su lado bueno la rutina y has vuelto a caer en ella (y lo celebro)


L*