Unas pocas máximas
								
				
				Hay unas pocas máximas,
no demasiadas en realidad
ni necesariamente insalvables,
que he venido aprendiendo por mis veredas
de canciones, pedradas y cristales rotos,
una de ella es que el talento
no esta tan estrechamente relacionado
con el éxito como nos quieren hacer creer,
ni siquiera cuando tratamos se suplirlo
con sufridas repeticiones y trasiegos
de esfuerzo y voluntad inquebrantable
-para conseguir ese trabajo
no necesitas un gran curriculum,
necesitas un buen contacto-
otra es que si no se atajan 
bien las causas del sufrimiento
seguiremos inevitablemente perpetuando 
sus consecuencias hasta el límite
de nuestra terca estupidez humana,
-mientras nos maltratamos cotidianamente
el higado, el corazón y los pulmones-
y una última pero no menos importante, 
es que un mínimo de lucidez
a la hora de entender 
como funcionan los engranajes,
tal vez no proporcione grandes satisfacciones,
pero a la larga 
nos ahorrará por lo menos 
media docena de hostias.
El resto en realidad son trucos fáciles
para sobrevivir con un mínimo
de serenidad y alegría estoica,
lecciones como que a la hora
de ir al espigón a pescar a mano
la boya tiene que distar lo menos
medio metro del anzuelo y la carnada,
o que cultivar la tristeza 
es cosa de cobardes.
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SelSel -